Hay un aire de misticismo que envuelve al tema de
las corporalidades en el cine. Si bien existe un sinfín de formas en el que ha
sido abordado el tema, como son humanos monstruosos, muertos que reviven, mutantes
con superpoderes (los cuales incluyen super cuerpos o adquisiciones como alas
entre otras cosas) y demás aspectos que terminan en la mayoría de los casos en
la ciencia ficción, cada uno de estos sucesos siempre deja una rara sensación
de algo ajeno, de que cada uno de estos ejemplos son eventos fuera de nuestro
alcance y que el hecho de que sucedan, la mayoría de las veces tiene
repercusiones fatales.
Y es precisamente ese enfoque catastrofista al que
siempre se recurre cuando se trata este tema en el cine. De manera muy curiosa el
aspecto de lo inalcanzable y la posibilidad de conseguir dichos cambios en el
cuerpo, se maneja desde el punto de la ciencia y más que ciencia desde la
experimentación de lo no permitido, de lo inexplorado, de lo que pareciera
imposible. Y tal vez existen muchos más ejemplos abordados en la literatura que
en el cine, de hecho muchas cintas se basan en libros para su creación, pero a
mí me resulta mucho más impactante el tema en las cintas por esa exposición
explicita de imágenes que muestran a cuerpos inimaginables y creados de formas
igual de sorprendentes. Dejando en el espectador un recuerdo que al menos en mi
caso resulta imborrable y merecedero no sólo de su mención y recomendación sino
también de su análisis y el porqué de la exposición de estos temas.
Antes de comenzar a hablar sobre mi selección de
cintas sobre este tema, quizás es necesario delimitar la línea que seguirá mi abordaje
acerca de las corporalidades, porque como ya dije, existen un montón de películas
que pueden entrar en este tema de ciencia ficción, en donde la experimentación
es el vehículo por el cual se puede llegar a explorar panoramas inimaginables
del cuerpo humano. Un ejemplo, La mosca
(The fly) de David Cronenberg
realizada en 1986
en donde un científico al pretender construir un aparto que
permita la teletransportación de objetos u organismos, sufre una transformación paulatina
de su cuerpo ya que de manera fortuita su ADN se ve modificado con el de una
mosca al utilizar dicho aparato, creando un monstruo que poco a poco deja un
cuerpo amorfo.
Esta visión de los cuerpos transformados en entes monstruosos
por experimentos fallidos no sólo ha sido utilizada por Cronenberg, sino por
una variedad de directores dentro del género del terror como un recurso valioso
para mostrar todo tipo de monstruos que no podrían existir si no fuera por el
atrevimiento de una mente perturbada y obsesionada con un objetivo particular, que
muchas de las veces, permite obtener una ventaja sobre los demás.
Otro ejemplo que ayuda a delimitar aun más el
enfoque del tema es la cinta de Frankenstein
(en sus más de 33 versiones o adaptaciones pero mi favorita la de 1994
interpretada por Robert De Niro).
En esta historia encontramos un nuevo vehículo
que provoca estas modificaciones corporales, el amor. Pues nuestro científico
en cuestión, sólo se sirve de la creación de un ser monstruoso con partes de
diversos cuerpos con el fin de encontrar una forma para regresarle la vida a su
amada que murió. Acto que conlleva una historia de venganza el cual termina con
un desenlace fatal.
Con estos antecedentes, ahora es que puedo mencionar
la particularidad del tema, en donde me ayudo de tres ejemplos que tienen los
mismos objetivos guiados por los mismos motores: la belleza, el deseo, la
obsesión, la ciencia y por lo tanto lo inalcanzable.
Primero hablaré del antecedente que a mi parecer le
da origen a las otras dos películas que quiero mencionar, esta película
francesa que data del año 1960 basada en la novela de Jean Redon, es realizada
por Georges Franju y titulada Ojos sin
rostro (Le yeux sans visage).
La
cinta nos muestra en imágenes impactantes a blanco y negro la historia de un
médico llamado Dr. Génessier, el cual está realizando investigaciones para
poder regenerar partes del cuerpo, algo más parecido a lo que ahora conocemos
como la reconstrucción de tejidos. Un día tiene un accidente en su automóvil,
su hija que viajaba con él resulta lastimada y se le deforma el rostro. Él con
el afán de restaurarle su rostro lleva a cabo un sinfín de atrocidades que
involucran el experimentar con animales y mujeres. Sin embargo, su motivo que
al principio era el bienestar de su hija, se transforma en una obsesión por regresarle
esa belleza que el tanto desea sin importar los medios y las consecuencias.
Esto le lleva a una travesía de penurias que provoca un desenlace triste e impactante. Uno de los aspectos más resaltable de esta cinta es el recurso de la imagen, ya que el hecho del rostro mutilado es manejado de una manera visual increíble en donde tenemos una máscara parecida una cara de porcelana que le protege el rostro a la hija y dejando una impresión de que la fealdad es un aspecto despreciable e inaceptable por la sociedad, el cual para el padre no puede ser ignorado y tolerado a pesar de ocultarlo con esta mascara, haciendo pensar que algo horrible existe debajo de la máscara.
Esto le lleva a una travesía de penurias que provoca un desenlace triste e impactante. Uno de los aspectos más resaltable de esta cinta es el recurso de la imagen, ya que el hecho del rostro mutilado es manejado de una manera visual increíble en donde tenemos una máscara parecida una cara de porcelana que le protege el rostro a la hija y dejando una impresión de que la fealdad es un aspecto despreciable e inaceptable por la sociedad, el cual para el padre no puede ser ignorado y tolerado a pesar de ocultarlo con esta mascara, haciendo pensar que algo horrible existe debajo de la máscara.
Por otro lado, la hija desposeída de gestos contrasta con el
sufrimiento y desesperación que posee, haciendo que las escenas en su presencia
sean insuperables, hasta llegar al momento en donde a manera de un sueño
borroso, se puede ver el rostro desfigurado de la hija, el momento cumbre para
mí de la película por mostrar la transfiguración de dicho rostro mutilado.
Aunado
a esta maravillosa historia, algo que es igual de asombroso en este tipo de
películas viejas, son los recursos que se utilizaban para crear los efectos
especiales, ya que no se contaba con los aparatos que ahora se tienen, pero que
eran tan ingeniosos en ese entonces que permitirán dejar una impresión y
sensación distinta a la que ahora nos dejan las películas. No por nada las
películas viejas de terror parecieran que nos asustan más que las de ahora, aun
y con sus impactantes efectos y sonidos.
Esta extraordinaria película, tiene muchas cosas en
común con este otro par de películas españolas y si bien no quiero dar la
impresión de que son sólo variaciones de esta primera, si parece importante la
influencia que dejó para poder crearlas. La primera de este par de películas
españolas titulada Abre los ojos data
de 1997, realizada por Alejandro Amenábar, una de sus primeras cintas con la
cual afianzaría su reputación como un gran director español y que le valió
algunos premios y la adaptación hollywoodense llamada Vanilla Sky.
En esta cinta se cuenta la historia fatídica de Cesar,
un chico adinerado y con una soberbia en su forma de ser. Un día sufre un
accidente en su auto y su rostro queda horriblemente desfigurado. Utilizando su
riqueza, pretende recuperar un rostro normal, pero sin conseguirlo, dejando
como único recurso una máscara que muestra un rostro inerte y a expensas de su
voz angustiante.
Cesar entra en una enorme depresión ya que al tener el rostro en este estado le hace pensar que ya nada vale la pena. Un día, de manera sorpresiva todos sus penares se solucionan, su rostro es el de antes y todo lo que él deseaba lo tiene; sin entender muy bien el porqué de su buena suerte, continua con su vida como antes. Sin embargo, poco a poco empieza a alucinar situaciones que le remiten tanto al accidente como a su penar con su rostro y provocando situaciones fatídicas.
Todo esto termina siendo resultado de un tratamiento científico que resultó no ser la mejor opción al problema.
Cesar entra en una enorme depresión ya que al tener el rostro en este estado le hace pensar que ya nada vale la pena. Un día, de manera sorpresiva todos sus penares se solucionan, su rostro es el de antes y todo lo que él deseaba lo tiene; sin entender muy bien el porqué de su buena suerte, continua con su vida como antes. Sin embargo, poco a poco empieza a alucinar situaciones que le remiten tanto al accidente como a su penar con su rostro y provocando situaciones fatídicas.
Todo esto termina siendo resultado de un tratamiento científico que resultó no ser la mejor opción al problema.
Ahora antes de seguir comentando y analizando la
cinta Abre los ojos, me permitiré
hablar de la segunda cinta española, realizada en el 2011 por Pedro Almodovar y
llamada La piel que habito. Si bien
Pedro tiene una cierta forma de hacer películas la cual no es muy de mi agrado,
en esta cinta su forma dramática de narrar las historias ayuda mucho en la
temática para crear una atmósfera surreal en un entorno actual.
La cinta basada
en el libro Tarántula de Thierry
Jonquet relata la historia de un doctor interpretado por Antonio Banderas, el
cual no sólo es un médico plástico sino también un científico que experimenta
con el injerto de tejidos y la modificación genética y fisiología de los
organismos con el fin de obtener una forma que permita la restauración de
distintos padecimientos corporales.Un día su hija es ultrajada y asesinada por
un chico que se da a la fuga. El doctor en su sufrimiento y frustración decide vengarse.
Su venganza es tan espeluznante ya que utiliza su conocimiento y proceder
científico sobre su víctima. Sin embargo, la travesía se va complicando hasta
el punto en que se convierte en algo tan retorcido que provoca una catástrofe en
el desenlace de la cinta.
Ahora, de manera conjunta se puede ver como ambas
cintas españolas tienen muchas cosas en común con la cinta Ojos sin rostro, pero más que una imitación o reutilización de lo
hecho en esta cinta, creo podemos encontrar paralelismos como mera consecuencia
de los motores que guían a las historias, como antes comentaba. En las tres
cintas vemos que médicos/científicos con un motivo, llevan a cabo experimentos
que les permiten sobrellevar sus penurias, o en el caso de Cesar que recurrió a
una empresa científica que le “ayudó” a lidiar con sus pesares.
Sin embargo
como mencioné al inicio, el proceder científico es la única forma por la cual
se pude llevar a cabo la transformación de los cuerpos. Algo muy interesante de
resaltar en este aspecto de la experimentación científica para alcanzar un
objetivo casi imposible, es la transgresión de lo permitido, llevar a cabo
cosas fuera de los límites y que por lo tanto tienen consecuencias atroces o
mortales. Esto no sólo resulta mal interpretable para el quehacer científico
porque las formas de llevarse a cabo investigaciones corpóreas se quedan muy
lejanas a las consideraciones de estas cintas, pero que sin lugar a duda sirven
exitosamente para justificar el proceder de algo que no sólo pareciera ser
cuestión de los científicos sino de cualquier persona, como es la obsesión por
la belleza o el mero hecho de no ser distinto o señalado por la sociedad debido
al aspecto físico.
Por eso podemos ver como en las tres cintas, la cuestión
mental juega un rol muy importante, crea un entorno que muchas de las veces son
poco satisfactorias, creando una ilusión malsana, donde las paranoias, neurosis
y cambios de humor hacen de la transformación corpórea una mera forma de tratar
de sanar los pesares mentales. Y que si bien no es el aspecto más común en el
tema de la transformación del cuerpo en el cine, estos tres ejemplos me gusta
enfocarlos en este aspecto porque hacen mención de este tema que suele ser de
gran importancia en nuestra sociedad, la belleza a cualquier costo, y que
muchas de las veces si termina por tener repercusiones muy graves sobre las
personas y por lo tanto no sólo se queda en la ciencia ficción.
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