Película recomendada del mes. "Shirkers" de Sandi Tan 2018

lunes, 28 de octubre de 2019

La redención de un actor


Ser el niño bonito en el mundo del cine tiene sus altibajos, por un lado te puede crear mucha fama y dinero, pero también puede adjudicarte una gran cantidad haters y sobre todo una imborrable reputación de ser sólo un actorcillo de películas de nenas (o sea un bobo-tonto que no tiene mayor merito que su apariencia).

Pero ya hemos visto este caso en otras ocasiones, ahí tenemos a Matthew MacConaughey que más o menos le pasó lo mismo en donde su fama como galán en películas chick flick o taquilleras lo dejaron encasillado por muchos años en este rubro, hasta que como bomba nos cambio esa visión con tres grandes trabajos en tan sólo un año allá por el 2013 con su participación como el detective “rust” Cohle en la serie true detective que fue memorable, su mini participación en el lobo de wall street y la enorme película que protagonizó en Dallas buyers club (que le hizo merecedor al oscar y otros premios como mejor actor),  con esto fue suficiente para quitarse ese estigma. Ahí fue cuando pudimos comprobar que sabía actuar el hombre. Sin embargo su mediana fama tal vez nunca causo tanta reticencia para cambiarlo a esa casilla de buen actor y lograr su redención.


Pero el caso de Robert Pattison es un poco más complicado, el niño bonito de nuestra generación parece que quedó estigmatizado de por vida con su participación en la saga de Crepúsculo donde nada hay de meritorio en su actuación, pero si mucha crítica de todas partes, tal vez porque nos molestaba el atiborramiento que había de esas cintas en todos lados y por lo tanto el consumismo que eso implicaba. A partir de ahí se generaron dos bandos, las personas que lo adoraron,  idolatraban y esperaban más de eso, y las personas que antes de ver cualquier otro papel en una cinta, ya lo designaba como una basura. Así pasaron un puñado de cintas que no dejaron ver nada nuevo en la actuación de Robert, pero a partir de la segunda década del dos mil, Robert empezó a aparecer en cintas de directores que toman muy enserio sus películas. Por ejemplo, dos veces con David Cronenberg,  una de ellas fue Cosmopolis dejando ver algo distinto al viejo Pattison y sobre todo una aceptación de una industria que no está del todo enfocada en la recaudación de dinero hacia esta nueva versión de él. Tal vez fue incidental su participación en esta cinta ya que el papel que realizó era la de un joven rico siendo un joven rico ante el mundo (o sea algo no tan difícil de actuar a mi parecer) pero así fue la incursión en algo que parecía una redención por su parte.

La película Cosmopolis y su sucesora Maps to the star, ambas de David Cronenberg, son en sí grandes cintas con una crítica (o autocrítica?) de una sociedad rica y ensimismada en su mundo y que directamente le pegaba a la industria hollywoodense, pero el trabajo de Pattison que no es malo, no deja aún quitarle ese estigma que se ganó con Crepúsculo.

Sin embargo, en el 2014 aparece una cinta que a mi parecer  es el punto de referencia de lo grande que puede ser Robert. La cinta titulada The rover protagonizada por el gran Guy Pearce y secundado por Robert Pattison muestra un filme sin muchas pretensiones, donde una persecución por parte de Guy hace que Robert se convierta en un fiel compinche de lo que parece un mundo devastado y ambicioso de todo aunque eso sea nada. Como digo la cinta no parece la gran cosa, pero la actuación de Robert me hace recordar la sobresaliente actuación de Leonardo Di Caprio en ¿A quién ama Gilbert Grape? (What's Eating Gilbert Grape?) interpretando un joven con un tipo de retraso mental y hermano del entonces ya famoso Johnny Depp. En The rover, si bien el personaje que interpreta Robert no tiene un retraso o dificultad mental, sí muestra una forma lenta y taciturna, además de una maravillosa forma de hablar que dejan ver la capacidad para crear personajes que no sólo se quedan en el niño guapo o rico (o sea siendo prácticamente el mismo). 












Luego creo que esta gran actuación, que a mi parecer paso desapercibida, está reforzada con la si reconocida cinta Good Times, la cual no sólo por presentarse en festivales de mayor reconocimiento a lo que antes frecuentaba Pattison como era  los MTV movie award o los Teen Choice Awards, le dieron un mayor reconocimiento a la cinta y claro a la actuación de Robert la cual de verdad que fue meritoria de lo que se esperaba en esa cinta, donde su rol de chico white trash que pretende no serlo por medio de la forma más rápida, o sea robando, muestran escena tras escena como podemos pasar entre el suspenso, el humor negro o la tragedia hasta crear una historia en suma novedosa y excelentemente realizada gracias a la meritoria actuación de Pattison (algo que no habíamos visto en sus otros intentos) que termina siendo un gran acierto para esto que yo llamo su redención.













Sin embargo parece que fue muy precipitado este nueva ilusión del nuevo Robert Pattison porque si bien algo en boga en la industria del cine “ independiente” o de “arte” es juntarse con aquellos que también le hacen el juego a lo independiente como es el caso del ya famosísimo Adam Driver, donde el truco está en juntarte con tus amigos hipsters y hacer cosas que se vean interesantes e independientes, así atraes la mirada de los que son como tú y terminan elogiándose entre ellos, lo malo es que esa gente es la que promueve las cintas de arte… por lo que actualmente nos ilusionan con todo tipo de cintas que más a allá de ser buenas propuestas son impulsadas por los nombres de quien las dirige, las actúa o las produce. Y donde en ya casi la mitad de las situación terminan siendo películas que ni fu ni fa, sólo un mero meh! de algo que ni es para tanto pero que como es lo que está en boca de todos pues lo terminamos viendo.  Y digo que Adam es el estandarte de esto porque le calculo que sólo la mitad de sus cintas son realmente buenas, pero si bien el rodearse de directores como Jarmush, los hermanos Coen, Noah Baumbach, Steven Soderbergh, Spike Lee (y la lista sigue y sigue), ahora le han dado la categoría del mejor actor de la actualidad. Que no digo que esté del todo mal, pero que realmente creo que falta mucho para decir que es un gran actor, pero el chiste no es ese, porque se ha ganado la confianza de ese sector que dice qué cine es bueno y cual no, algo que creo quiere hacer Pattison así como sucedió con MacConaughey.


Por eso después de su cinta Good times, la directora Claire Denis le dijo, “hey chico probemos esa fórmula de tu auge actoral con mi gran renombre y hagamos una cinta” creando la reciente película titulada High Life, una cinta más sobre el espacio que desde antes de ser estrenada, ya había sido elogiada por todos lados y en muchos festivales, y fue así como caímos en la trampa y vimos una cinta que a mi parecer es de lo mas X, no había absolutamente nada interesante, incluyendo las actuaciones no sólo de Robert Pattison sino también de Juliette Binoche, volviendo de nuevo a la misma pregunta de siempre, ¿Robert es un gran actor o sólo sigue valiéndose de su fama para ganar adeptos? ahora no sólo en el cine comercial sino también en el de “arte”.





Sin embargo dos grandes apuestas han salido en el futuro cercano, el primer escenario, más cercano al cine comercial, es su participación como el nuevo Batman, el cual ha sido criticado porque se dice que no cubrirá el espacio que dejó Christian Bale pero claro, ahí no podemos hacer muchas esperanzas ya que qué podemos decir de las cintas de superhéroes; pero el segundo caso es mucho más interesante y ese viene de la mano del gran actor Williem Dafoe, en la cinta The lighthouse donde de nuevo hace meses ya se nos informó que es una gran cinta la cual ha sido elogiada en diversos festivales, pero que a reservas de estás trampas, parece ser que la mancuerna va a dejar grandes sabores de boca, justo como los vi en The rover y en Good times.



¿Será The lighthouse la cinta que por fin redima a Robert Pattison y lo deje unirse a ese grupo de actores que empezaron en la industria comercial pero que demostraron que eran mucho más que cintas taquilleras? Esperemos que sí.

viernes, 27 de septiembre de 2019

Hablando de Maya Goded y su trabajo sobre la mujer, desde dos cintas que tratan la prostitución.




Llena de rostros que muestran el reflejo de lo que son las mujeres, no de lo que quieren ser, sino de lo que han tenido que vivir para poder ser. ¿Es acaso el penar de un estigma el peor de los castigos? No lo creo, pero no creo que exista una forma más bella de sobrellevar ese pesar que si no fuera con la asimilación de lo que significa ser una mujer, con todos sus contextos y limitaciones. Esa es Maya, una mujer que presta su lente para reflejar de forma empática lo que ella ha observado por todos lados y que le hace retratar lo que para ella significa ser mujer, desde su cariño por cada una de ellas.


Porque hay cosas que nos preceden y que nos estigmatizan desde nuestro nacimiento, ese es el pesar de muchas mujeres que tuvieron que padecer la imposición de una visión machista. Que las pretende reflejar como una posesión u objeto, y les impide decidir sobre su destino y quehacer. Sin embargo, Maya Goded nos recuerda que no hay nada más erróneo que eso. Porque justo en estas condiciones de suma violencia, es donde Maya logra reflejar una belleza insuperable, inquebrantable, casi inexplicable. Y es que la formación de una mujer tiene un trasfondo y una historia tan fuerte, que sólo puede ser posible a través de un vínculo entre ellas dado por el compartir de las experiencias y el amor mutuo, haciendo sobrellevable cada una de las dificultades que se les impone.

Maya ha retratado varios aspectos de esto, y uno en los que ha incursionado por muchos años es la prostitución.  El trabajo que hace Maya es increíble a través de la forma de asumir cada una de las problemáticas que sufren las mujeres y reflejarlo de una manera empática y dignificable. Porque debemos entender que por más que se quieran implementar prejuicios morales sobre el quehacer de las prostitutas, muy lejos está de lo que realmente es la suerte que a algunas mujeres les tocó jugar y con ello seguir evocando esa gran lucha que mantienen no sólo ellas sino todas las mujeres contra las imposiciones morales y culturales.
Si bien gran parte de su trabajo se ha enfocado a la exposición fotográfica, el trabajo audiovisual también ha aparecido de manera paralela en sus diversos proyectos, la mayoría de ellos enfocado en el retrato de la mujer y su contexto socio-cultural. Sin embargo sólo dos de sus trabajos cinematográficos son los que mencionaré como parte de este vasto abordaje del tema. La primer cinta se titula La gloria de las prostitutas (Whores’ glory) realizada por el austriaco Michael Glawogger  en el 2011 pero que tiene la participación de Maya.

En este documental dividido en tres partes se retrata la prostitución en tres distintos países del mundo. Países en donde la prostitución es ejercida de manera tan grande y con tanta “libertad” o más bien impunidad que las apuntala como ejemplos de lo que más allá de ser una actividad lucrativa, es un reflejo de lo que le acontece a la mujer como algo más parecido a un objeto o medio por el cual se satisface un acto. Los tres países documentados son distintos en muchas cosas, entre ellos los aspectos económicos y culturales, y por tanto muestra tres distintas formas de suceder de este acto. El primer sitio está en Bangkok, nos muestra un lugar llamado The Fishtank, un prostíbulo que resalta por sus luces neón y los aparadores que desde las alturas o las paredes permiten contemplar a las chicas bailando y mostrando su cuerpo. Adentro podemos ver la dinámica de la mayoría de los prostíbulos “legales”: una barra de bebidas, mesas, tubos para bailar y claro la distinción del lugar, un aparador que separa a las chicas a seleccionar, de los visitantes. Este sitio a manera de lugar turístico para vacacionar muestra como desde distintos países asisten hombres explícitamente para tener sexo con las chicas, como si el sitio fuera un lugar que debe visitarse para tener sexo “alocado” y donde pueden hacer lo que no harían tal vez en otros lados. Algo que resulta bastante perverso.

El segundo país es Bangladesh, en donde se muestra un lugar habitacional llamado la cuidad de la alegría. Este lugar podríamos decir que se caracteriza por el hacinamiento de la gente que vive ahí, ya que comprende un sinfín de cuartos diminutos, con pasillos igual de estrechos en donde se encuentran mujeres de todas las edades, incluso con sus familias, las cuales se prostituyen por míseras cantidades de dinero. Muchas de las mujeres aún podrían considerarse niñas y las cuales han vivido así toda su vida, hacen lo que hacen porque no conocen otra forma de vida. Y por lo tanto las conversaciones con ellas muestran reflexiones tan tristes como otras con una indiferencia estremecedora. Y finalmente el tercer país que se retrata es México, para ser precisos, en la zona de la tolerancia de Reynosa.

Cabe mencionar que cada uno de los países que se muestran, contaron con un director de fotografía distinto, algo que se hace notar y hace darle un sentido particular a cada una de las historias. En el caso de México, Maya fue la encargada de la dirección fotográfica. Muy probablemente por tener un antecedente acerca de la documentación de la prostitución en la frontera de Reynosa, un trabajo fotográfico titulado Welcome to lipstick, que pueden checar en el sitio web de Maya. La llamada zona de la tolerancia es una de las muchas que hay o que existieron y fueron delimitadas así por el gobierno mexicano. Estas zonas que se crearon desde hace muchas décadas, incluso siglos, con los cuales se pretendía ejercer la prostitución de manera controlada y concienzudamente, más bien parecía un esfuerzo moral de tapar un problema común en el país. Sin embargo actualmente la “sonaja” (uno de los tantos nombres con los que también se le conoce a dicha zona) puede considerarse un poblado más de la frontera.

En la película podemos ver desde un peculiar punto de vista lo que podría representar la mirada de las prostitutas que pasan no sólo las noches ahí, sino también los días. Por las noches desfilan coches que a vuelta de llanta van conversando con las mujeres ya sea sólo por diversión o como una negociación para conseguir un buen precio, que de no ser el mejor sólo les alcanza para una mamadita rápida. Así vemos todo tipo de situaciones por las cuales pasan las mujeres con el fin de sacar lo del día, un día más de trabajo. Maya en esta cinta, al igual que en sus trabajos fotográficos previos, muestra un increíble ambiente de la cotidianidad de lo que representa vivir este tipo de vida. Uno que no tiene nada de lujos ni bienestar. Uno que los demás hacen ver como indigno y mucho menos respetable. Pero que valientes y osadas, se observa a cada una de las mujeres que ahí trabajan, afrontando cada una de las situaciones que parecen no sorprenderlas, a pesar del miedo a que pase lo peor, o como coloquialmente se dice, ya se las saben todas.

Esta cinta si bien enfoca un punto de vista más generalizado de la prostitución con particularidades a los extremos de la “profesión” también muestra algo que es aún más importante para el trabajo de Maya, que es la perspectiva de la mujer ante estas dificultades. Por eso en su cinta más reciente titulada Plaza de la soledad del 2016, Maya muestra a un grupo de prostitutas de la zona de la Merced en el centro de la ciudad de México. Mujeres maduras que podríamos estimar arriba de los 30 años y hasta alrededor de los 70. Viendo su día a día y como poco a poco nos cuentan cosas tan personales e íntimas que han padecido ya sea sexualmente o en su formación y que no necesariamente están asociadas a la prostitución sino a la violencia común de los hombres hacia las mujeres.
Muestra como durante toda su vida el sexo no ha sido una forma libre de ejercerse, pocas veces un aspecto placentero, pero siempre como un hecho que deben soportar por una violencia masculina que no repara en el consentimiento ni el respeto. Acostumbradas a una forma de vida así vemos como sobrellevan este tipo de violencia tan común en la comunidad que ven en esta violencia una forma de sustento económico. Algo hermoso de la cinta,  que no sólo puede ser retomado al aspecto de la prostitución, es ver como ante dicho grado de violencia y abuso, las mujeres se han podido agrupar, respaldar, dar consejos y apoyo ante situaciones tan adversas, incluso mortales. Y donde la familiaridad llega a crear lazos de afecto  que a pesar de no ser genéticos, permiten  tener un gran aprecio por el hecho de ser mujeres y conocer lo que sin decirse se sabe que toda mujer sufre por el simple hecho de serlo.

Tal vez el hecho de que Maya haya pasado muchísimos años documentando la vida de estas mujeres (más de diez para la creación de la película) hace que sea posible observar ese punto de vista tan íntimo y empático no con las mujeres prostitutas, sino con todas las mujeres que al menos viven en México por el hecho de que a cada momento se encuentran susceptibles a la violencia de género, el cual cada día es más explícito y físico. No existe un sólo sector económico que no se vea afectado por esta violencia y tener trabajos tan bellos y hechos con tanto esmero hacen que sea imposible no sensibilizarse con este tipo de problemáticas que le acontecen al país. Por eso para mí es casi necesario que se vean este tipo de trabajos (porque no es el único con este enfoque, pero tal vez sí de los más accesibles a ver) y difundir para tratar de combatir la problemática por todos los medios posibles que se pueda.




lunes, 8 de julio de 2019

Transformaciones corpóreas


Hay un aire de misticismo que envuelve al tema de las corporalidades en el cine. Si bien existe un sinfín de formas en el que ha sido abordado el tema, como son humanos monstruosos, muertos que reviven, mutantes con superpoderes (los cuales incluyen super cuerpos o adquisiciones como alas entre otras cosas) y demás aspectos que terminan en la mayoría de los casos en la ciencia ficción, cada uno de estos sucesos siempre deja una rara sensación de algo ajeno, de que cada uno de estos ejemplos son eventos fuera de nuestro alcance y que el hecho de que sucedan, la mayoría de las veces tiene repercusiones fatales. 

Y es precisamente ese enfoque catastrofista al que siempre se recurre cuando se trata este tema en el cine. De manera muy curiosa el aspecto de lo inalcanzable y la posibilidad de conseguir dichos cambios en el cuerpo, se maneja desde el punto de la ciencia y más que ciencia desde la experimentación de lo no permitido, de lo inexplorado, de lo que pareciera imposible. Y tal vez existen muchos más ejemplos abordados en la literatura que en el cine, de hecho muchas cintas se basan en libros para su creación, pero a mí me resulta mucho más impactante el tema en las cintas por esa exposición explicita de imágenes que muestran a cuerpos inimaginables y creados de formas igual de sorprendentes. Dejando en el espectador un recuerdo que al menos en mi caso resulta imborrable y merecedero no sólo de su mención y recomendación sino también de su análisis y el porqué de la exposición de estos temas.

Antes de comenzar a hablar sobre mi selección de cintas sobre este tema, quizás es necesario delimitar la línea que seguirá mi abordaje acerca de las corporalidades, porque como ya dije, existen un montón de películas que pueden entrar en este tema de ciencia ficción, en donde la experimentación es el vehículo por el cual se puede llegar a explorar panoramas inimaginables del cuerpo humano. Un ejemplo, La mosca (The fly) de David Cronenberg realizada en 1986 

en donde un científico al pretender construir un aparto que permita la teletransportación de objetos u organismos, sufre una transformación paulatina de su cuerpo ya que de manera fortuita su ADN se ve modificado con el de una mosca al utilizar dicho aparato, creando un monstruo que poco a poco deja un cuerpo amorfo. 


Esta visión de los cuerpos transformados en entes monstruosos por experimentos fallidos no sólo ha sido utilizada por Cronenberg, sino por una variedad de directores dentro del género del terror como un recurso valioso para mostrar todo tipo de monstruos que no podrían existir si no fuera por el atrevimiento de una mente perturbada y obsesionada con un objetivo particular, que muchas de las veces, permite obtener una ventaja sobre los demás.

Otro ejemplo que ayuda a delimitar aun más el enfoque del tema es la cinta de Frankenstein (en sus más de 33 versiones o adaptaciones pero mi favorita la de 1994 interpretada por Robert De Niro).

En esta historia encontramos un nuevo vehículo que provoca estas modificaciones corporales, el amor. Pues nuestro científico en cuestión, sólo se sirve de la creación de un ser monstruoso con partes de diversos cuerpos con el fin de encontrar una forma para regresarle la vida a su amada que murió. Acto que conlleva una historia de venganza el cual termina con un desenlace fatal.


Con estos antecedentes, ahora es que puedo mencionar la particularidad del tema, en donde me ayudo de tres ejemplos que tienen los mismos objetivos guiados por los mismos motores: la belleza, el deseo, la obsesión, la ciencia y por lo tanto lo inalcanzable.

Primero hablaré del antecedente que a mi parecer le da origen a las otras dos películas que quiero mencionar, esta película francesa que data del año 1960 basada en la novela de Jean Redon, es realizada por Georges Franju y titulada Ojos sin rostro (Le yeux sans visage). 

La cinta nos muestra en imágenes impactantes a blanco y negro la historia de un médico llamado Dr. Génessier, el cual está realizando investigaciones para poder regenerar partes del cuerpo, algo más parecido a lo que ahora conocemos como la reconstrucción de tejidos. Un día tiene un accidente en su automóvil, su hija que viajaba con él resulta lastimada y se le deforma el rostro. Él con el afán de restaurarle su rostro lleva a cabo un sinfín de atrocidades que involucran el experimentar con animales y mujeres. Sin embargo, su motivo que al principio era el bienestar de su hija, se transforma en una obsesión por regresarle esa belleza que el tanto desea sin importar los medios y las consecuencias. 

Esto le lleva a una travesía de penurias que provoca un desenlace triste e impactante. Uno de los aspectos más resaltable de esta cinta es el recurso de la imagen, ya que el hecho del rostro mutilado es manejado de una manera visual increíble en donde tenemos una máscara parecida una cara de porcelana que le protege el rostro a la hija y dejando una impresión de que la fealdad es un aspecto despreciable e inaceptable por la sociedad, el cual para el padre no puede ser ignorado y tolerado  a pesar de ocultarlo con esta mascara, haciendo pensar que algo horrible existe debajo de la máscara.


 Por otro lado, la hija desposeída de gestos contrasta con el sufrimiento y desesperación que posee, haciendo que las escenas en su presencia sean insuperables, hasta llegar al momento en donde a manera de un sueño borroso, se puede ver el rostro desfigurado de la hija, el momento cumbre para mí de la película por mostrar la transfiguración de dicho rostro mutilado. 
Aunado a esta maravillosa historia, algo que es igual de asombroso en este tipo de películas viejas, son los recursos que se utilizaban para crear los efectos especiales, ya que no se contaba con los aparatos que ahora se tienen, pero que eran tan ingeniosos en ese entonces que permitirán dejar una impresión y sensación distinta a la que ahora nos dejan las películas. No por nada las películas viejas de terror parecieran que nos asustan más que las de ahora, aun y con sus impactantes efectos y sonidos.

Esta extraordinaria película, tiene muchas cosas en común con este otro par de películas españolas y si bien no quiero dar la impresión de que son sólo variaciones de esta primera, si parece importante la influencia que dejó para poder crearlas. La primera de este par de películas españolas titulada Abre los ojos data de 1997, realizada por Alejandro Amenábar, una de sus primeras cintas con la cual afianzaría su reputación como un gran director español y que le valió algunos premios y la adaptación hollywoodense llamada Vanilla Sky.
 En esta cinta se cuenta la historia fatídica de Cesar, un chico adinerado y con una soberbia en su forma de ser. Un día sufre un accidente en su auto y su rostro queda horriblemente desfigurado. Utilizando su riqueza, pretende recuperar un rostro normal, pero sin conseguirlo, dejando como único recurso una máscara que muestra un rostro inerte y a expensas de su voz angustiante. 


Cesar entra en una enorme depresión ya que al tener el rostro en este estado le hace pensar que ya nada vale la pena. Un día, de manera sorpresiva todos sus penares se solucionan, su rostro es el de antes y todo lo que él deseaba lo tiene; sin entender muy bien el porqué de su buena suerte, continua con su vida como antes. Sin embargo, poco a poco empieza a alucinar situaciones que le remiten tanto al accidente como a su penar con su rostro y provocando situaciones fatídicas. 
Todo esto termina siendo resultado de un tratamiento científico que resultó no ser la mejor opción al problema.

Ahora antes de seguir comentando y analizando la cinta Abre los ojos, me permitiré hablar de la segunda cinta española, realizada en el 2011 por Pedro Almodovar y llamada La piel que habito. Si bien Pedro tiene una cierta forma de hacer películas la cual no es muy de mi agrado, en esta cinta su forma dramática de narrar las historias ayuda mucho en la temática para crear una atmósfera surreal en un entorno actual. 

La cinta basada en el libro Tarántula de Thierry Jonquet relata la historia de un doctor interpretado por Antonio Banderas, el cual no sólo es un médico plástico sino también un científico que experimenta con el injerto de tejidos y la modificación genética y fisiología de los organismos con el fin de obtener una forma que permita la restauración de distintos padecimientos corporales.Un día su hija es ultrajada y asesinada por un chico que se da a la fuga. El doctor en su sufrimiento y frustración decide vengarse.

 Su venganza es tan espeluznante ya que utiliza su conocimiento y proceder científico sobre su víctima. Sin embargo, la travesía se va complicando hasta el punto en que se convierte en algo tan retorcido que provoca una catástrofe en el desenlace de la cinta.

Ahora, de manera conjunta se puede ver como ambas cintas españolas tienen muchas cosas en común con la cinta Ojos sin rostro, pero más que una imitación o reutilización de lo hecho en esta cinta, creo podemos encontrar paralelismos como mera consecuencia de los motores que guían a las historias, como antes comentaba. En las tres cintas vemos que médicos/científicos con un motivo, llevan a cabo experimentos que les permiten sobrellevar sus penurias, o en el caso de Cesar que recurrió a una empresa científica que le “ayudó” a lidiar con sus pesares. 

Sin embargo como mencioné al inicio, el proceder científico es la única forma por la cual se pude llevar a cabo la transformación de los cuerpos. Algo muy interesante de resaltar en este aspecto de la experimentación científica para alcanzar un objetivo casi imposible, es la transgresión de lo permitido, llevar a cabo cosas fuera de los límites y que por lo tanto tienen consecuencias atroces o mortales. Esto no sólo resulta mal interpretable para el quehacer científico porque las formas de llevarse a cabo investigaciones corpóreas se quedan muy lejanas a las consideraciones de estas cintas, pero que sin lugar a duda sirven exitosamente para justificar el proceder de algo que no sólo pareciera ser cuestión de los científicos sino de cualquier persona, como es la obsesión por la belleza o el mero hecho de no ser distinto o señalado por la sociedad debido al aspecto físico.

Por eso podemos ver como en las tres cintas, la cuestión mental juega un rol muy importante, crea un entorno que muchas de las veces son poco satisfactorias, creando una ilusión malsana, donde las paranoias, neurosis y cambios de humor hacen de la transformación corpórea una mera forma de tratar de sanar los pesares mentales. Y que si bien no es el aspecto más común en el tema de la transformación del cuerpo en el cine, estos tres ejemplos me gusta enfocarlos en este aspecto porque hacen mención de este tema que suele ser de gran importancia en nuestra sociedad, la belleza a cualquier costo, y que muchas de las veces si termina por tener repercusiones muy graves sobre las personas y por lo tanto no sólo se queda en la ciencia ficción.